No estamos locos, pero sabemos lo que queremos.
Una vez estaba sentada en una cafetería, cerca de la estación. No me preguntes mucho...Creo que era otoño, tenía que ser...Era todo gris...
Con cabeza gacha, y medio flequillo alborotado, un voluntario de estos sin fronteras salvo sus Converse me dialogaba sobre la posible aportación económica de unos niños de no se dónde. Le dije, que mi trabajo tenía parte de desempeño de ayudar a esos niños, que no perdiera el tiempo.
Me cayó bien, me gustó. Pero no eran esos ojos.
Recuerdo que en la cafetería se estropeó la televisión, o posiblemente habría futbol esa misma tarde, y una cafeería tan concurrida no podía permitirse cerrar por "la tele". Y ahí le vi.
Iba antes su mente que sus manos, sus ojos que su inquietud, y me miró. Y no quiso decir nada...
Pero a mi me lo dijo todo.
Pues esta puta mierda me lleva pasando toda la vida, la misma película, distinto enfoque, mismo final. Y AHORA que hay estabilidad en las masas, AHORA que las cosas parecen normales, que la bolsa sona, y que "vamonos pa la feria, carió mío" resulta...
QUE ME ACOJONO Y AGACHO EL GÜITO
¿Por qué?... Si sabía que me iba a llover una nube de hostias con el de la tele, sabía que eso me iba a caer en plan chubasco gordo, de los gallegos, de los que hacen en Mayo...Que te crees que estás en verano y te cae la del pulpo, A ESO NO LE TENGO MIEDO...A hostiarme.
Pero a involucrarme sí, a sentir...En definita, a perder... O a ganar, sin haber arriesgado lo suficiente.
Porque que me lo den todo mascado tampoco me gusta, y así es el pez que se muerde la cola...
Sorpresas te da la vida,
pero de nada sirve... Si el pulpo que te iba a caer, no le echas pimentón.
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